El reparto de una herencia es un proceso que puede generar dudas y, en ocasiones, conflictos entre los herederos. Por ello, es fundamental conocer las normas que regulan esta materia en España y los pasos a seguir para garantizar una distribución justa conforme a la ley.
En este artículo explicamos cómo se distribuyen las herencias, los derechos de los herederos y qué aspectos debes tener en cuenta para evitar conflictos.
¿Qué es la herencia y dónde se regula en España?
La herencia comprende el conjunto de bienes, derechos y obligaciones que una persona deja al fallecer y que se transmite a sus sucesores. En España, el reparto de la herencia se regula principalmente por el Código Civil (CC), aunque en algunas comunidades autónomas con derecho foral (como Cataluña, País Vasco, Navarra o Galicia) existen normativas específicas que pueden variar el régimen general.
Según el artículo 658 del CC, la sucesión puede ser testada o intestada. La primera ocurre cuando el fallecido ha dejado un testamento válido, mientras que la segunda se aplica en ausencia de testamento, siguiendo para la sucesión las disposiciones legales.
Conceptos generales para el reparto de la herencia
La legítima
Uno de los conceptos clave en el reparto de la herencia es la legítima. Se trata de una parte de los bienes de la herencia de la que el fallecido no puede disponer a la hora de testar, garantizando que esa porción de su herencia le corresponda a determinados herederos forzosos, según establece el artículo 806 del CC. Estos herederos forzosos son:
- Los hijos y descendientes (nietos, bisnietos, etc.).
- En ausencia de descendientes, los padres y ascendientes.
- El cónyuge viudo, en las condiciones establecidas por la ley.
¿Cómo se reparte la legítima?
Si hay hijos o descendientes
La herencia se divide en tres partes:
- Tercio de legítima estricta: Este tercio es la parte de la herencia que la ley reserva obligatoriamente para los hijos y descendientes.
- Tercio de mejora: Destinado también a los descendientes herederos forzosos, pero el testador tiene libertad para asignarlo a uno o varios de ellos según su preferencia. Esto permite beneficiar a un heredero concreto, por ejemplo, un hijo con mayor necesidad económica.
- Tercio de libre disposición: Es la parte de la herencia sobre la que el testador puede decidir libremente, designando como beneficiario a cualquier persona, ya sea un heredero forzoso o alguien ajeno a la familia.
Si no hay hijos pero sí padres o ascendientes
- Los padres o ascendientes tienen derecho a la mitad de la herencia.
- Si el fallecido estaba casado, esta proporción se reduce a un tercio.
El cónyuge viudo
- Si hay descendientes (hijos o nietos): El cónyuge viudo tiene derecho al usufructo del tercio de mejora. Esto significa que no hereda la propiedad de los bienes, pero puede disfrutar de ellos (rentas, uso, etc.) mientras viva.
- Si no hay descendientes, pero hay ascendientes (padres o abuelos): El cónyuge viudo tiene derecho al usufructo de la mitad de la herencia.
- Si no hay ni descendientes ni ascendientes: El cónyuge viudo tiene derecho al usufructo de dos tercios de la herencia.
El testamento
El testamento es el instrumento que sirve para disponer la distribución de la herencia. Existen diferentes tipos de testamentos:
- Testamento abierto: Es el más habitual en España. Se otorga ante notario, quien lo redacta según las indicaciones del testador.
- Testamento cerrado: El testamento se entrega al notario en un sobre cerrado, asegurando que su contenido no se revela hasta el fallecimiento del testador.
- Testamento ológrafo: Es un testamento escrito íntegramente de puño y letra del testador.
Cuando existe testamento, el reparto de la herencia debe respetar las disposiciones del fallecido, siempre que estas sean compatibles con las normas sobre la legítima.
La sucesión intestada
En caso de que no haya testamento, se aplica la sucesión intestada. En este caso a ley establece un orden sucesorio que define quiénes son los herederos legales y cómo se reparte la herencia. Se sigue el orden de llamamiento establecido en los artículos 930 y siguientes del CC:
- Hijos y descendientes: Son los primeros llamados a heredar. Si el fallecido tenía varios hijos, la herencia se divide en partes iguales entre ellos. Si alguno ha fallecido, sus descendientes (nietos) heredarán su parte.
- Padres y ascendientes: Si no hay descendientes, la herencia corresponde a los padres del fallecido. En caso de que también falten los padres, se reparten entre los abuelos o ascendientes más próximos en línea directa.
- Cónyuge: El cónyuge tiene derecho al usufructo de una parte de la herencia, dependiendo de la existencia de otros herederos. Si no hay descendientes ni ascendientes, hereda todo en pleno dominio.
- Hermanos, sobrinos y demás colaterales hasta el cuarto grado: Si no hay cónyuge ni descendientes o ascendientes, la herencia pasa a los hermanos y, en su caso, a los sobrinos.
- El Estado: En ausencia de parientes, la herencia se adjudica al Estado.
¿Qué pasa con los bienes indivisibles?
En muchas herencias, algunos bienes, como inmuebles, son indivisibles, lo que puede generar tensiones entre los herederos. En estos casos, existen varias soluciones:
- Venta del bien y reparto del precio: Los herederos pueden acordar vender el bien y dividir el dinero obtenido.
- Adjudicación a un heredero: Si uno de los herederos está interesado en quedarse con el bien, puede compensar económicamente a los demás.
- Propiedad compartida: Los herederos pueden mantener el bien en copropiedad, aunque esta solución puede ser complicada a largo plazo.
Conflictos en el reparto de la herencia
Los conflictos son comunes en el ámbito de las herencias. Algunos de los problemas más habituales incluyen:
- Desacuerdos sobre la valoración de los bienes.
- Impugnación del testamento por considerarlo inválido o por sospecha de que fue otorgado bajo coacción.
- Exclusión de herederos forzosos o reclamación de la legítima.
¿Cómo se evita el conflicto entre herederos?
Los conflictos entre herederos son frecuentes, especialmente en casos de sucesión intestada o cuando el testamento no especifica claramente la distribución de los bienes. Para evitar problemas, se recomienda:
- Redacción de un testamento claro y detallado: Un testamento bien redactado minimiza el riesgo de conflictos y asegura que los deseos del fallecido se cumplan.
- Mediación entre herederos: Si surgen disputas, la mediación puede ser una herramienta eficaz para llegar a acuerdos amistosos sin necesidad de acudir a los tribunales.
- Asesoramiento legal: Contar con un abogado especializado en herencias es fundamental para garantizar que el reparto se realice de forma justa y conforme a la ley.
En conclusión, el reparto de una herencia puede ser un proceso complejo, marcado por la normativa legal y las particularidades de cada caso. Comprender conceptos como la legítima, los derechos de los herederos y las diferentes formas de sucesión es esencial para garantizar una distribución justa y evitar conflictos. Contar con un testamento claro y detallado, así como con el asesoramiento de un abogado especializado, no solo facilita el cumplimiento de los deseos del fallecido, sino que también ayuda a prevenir tensiones entre los herederos.
En definitiva, ya sea a través de un testamento o en ausencia del mismo, la ley establece mecanismos claros para repartir los bienes del fallecido y garantizar que los herederos reciban lo que les corresponde.